lunes, 1 de diciembre de 2014

Sueño: Bajo el suelo


Esta noche he soñado varias veces, sueños extraños pero más o menos “decentes” y sin ningún punto importante o interesante… excepto uno. Un sueño que a muchos les podría parecer una pesadilla ya que todo él iba acompañado de un aura oscura y una sensación de miedo en el ambiente pero que me ha parecido interesante e intrigante.


Todo comienza en una noche oscura, en una casa vieja en un pueblo perdido en medio de la montaña. Las estrellas relucen en lo alto tapadas por un velo de ligeras nubes, la luna casi inexistente le otorga una lúgubre y tenue luz al ambiente.

Una chica intenta dormir arropada entre las mantas de su cama, pero algo no le deja… Lo que parecía una apacible noche de invierno se torna en tormenta, las sombras vienen y van mientras las ramas de los árboles azotan las ventanas. Se siente una presencia extraña en la habitación, un golpe… la chica se levanta y corre al cuarto de sus padres también despiertos por la súbita tormenta.

-No ocurre nada, sólo es una tormenta. Un poco de lluvia no puede hacer daño a nadie.- Comenta la madre. –Vuelve a la cama, anda.-

La chica no está convencida del todo, pues todavía nota que hay algo extraño, y su padre se levanta para acompañarla. En ese momento el suelo se abre.

Un enorme boquete ha dejado el suelo de madera astillado formando un gran círculo. Aunque lo que se ve debajo no es el piso que debería haber allí, es un espacio vacío y negro en cuyo fondo logra intuirse el tenue brillo del reflejo en el agua.

Intrigados por lo que supone que haya aparecido ese “portal” a lo que parece ser otro mundo la chica y su padre deciden bajar a explorarlo. Así que en pocos minutos recogen en sus mochilas los utensilios que podrían necesitar para la exploración y por medio de unas cuerdas consiguen llegar al fondo.

Sus pies tocan el frío y húmedo suelo. La estancia es pequeña, con paredes lisas agrietadas por el tiempo y grandes ventanales metálicos de fino cristal tras los que solo se divisa agua y niebla. No muy lejos se escucha el rumor de un río. Hace frío. El vaho se condensa en cada respiración.

La habitación en la que se encuentran solo tiene una puerta, tras ella una serie de habitaciones y puertas del mismo estilo que los de la sala en la que se encuentran. Caminan por el único lugar que pueden avanzar hasta que llegan a un cruce. Un largo pasillo atravesado por un río ancho y voluptuoso los separa de otra zona de habitaciones. No les queda más remedio que girar.

Entran a varias salas y giran por varios pasillos. En cada habitación encuentran libros tirados por el suelo, sillas caídas, grietas en las paredes… y la sensación cada vez más acuciante de que no están solos, de que algo malvado habita en aquel lugar.

Al llegar a una de las salas terminan de convencerse de que lo de allí es una especie de colegio abandonado y muy deteriorado. Hay pupitres apilados a un lado y la gran pizarra verde ha quedado torcida y descolorida. Algunas estanterías repletas de libros han quedado tumbadas en mitad de la sala derramando todo el conocimiento que en ellas habitaba. Al acercarse a una de ellas para recoger un objeto brillante y extraño la chica tropieza con algo.

A lo lejos se oye una terrible explosión seguida de sonidos de pisadas por el pasillo. Asustada enfoca la linterna hacia la puerta. Tres figuras pasan corriendo, la última de ellas se detiene y vuelve tras sus pasos para mirar al interior de la sala. Un chico joven, alto, atlético, sin camiseta y de color azul se acerca de forma siniestra hacia la chica. Ella casi no quiere mirar. ¿Qué será lo que le ocurrirá? ¿Qué quiere de ella ese ser?

Casi sin querer hacerlo se obliga a mirarlo. De cerca no resulta tan amenazador, de hecho el ser sonríe y le tiende la mano para ayudarla a levantarse.

Otra vez les llama la atención un horrible sonido, un rugido, un grito feroz… Toca salir huyendo.

~FIN~

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